La historia peruana ha sido divida en tres grandes periodos, a saber: el prehispánico, desde la llegada de los primeros seres humanos hasta la caída del imperio inca, en 1532; el colonial o periodo español, entre 1532 y 1821, y el periodo republicano o independiente, entre 1821 y el momento actual. Esta propuesta asumió como eje clasificatorio la organización política imperante. Tuvimos así, al inicio, señoríos indígenas que, en vísperas de la irrupción europea, habían cobrado una forma política imperial; un gobierno centralizado y sometido a las directrices de un centro monárquico alejado, después, y, por último, un gobierno de tipo electivo, formalmente independiente aunque constreñido por las relaciones comerciales y políticas con otros países y organizaciones del mundo. En este libro sobre la historia de Perú se mantiene básicamente esta división, en parte por razones prácticas (es la forma como se periodiza también la historia de otros países del mundo y es a la que los lectores están habituados), y en parte, también, porque creemos que ella acierta en asumir que la organización política de una nación tiene una fuerza determinante para la formación de los otros aspectos del desenvolvimiento de una sociedad