Esa mañana, en la Palma, todo parecía normal. Unos hombres pescaban en una cala, un perro ladraba a la montaña y Adela, la esposa de un rico, celebraba una fiesta en su jardín. Pero todo dio un vuelco cuando el volcán de Cumbre vieja empezó a soltar ceniza, humo y lava.
A través de la mirada inteligente de un perro callejero, el autor traslada al lector hasta la isla canaria. Con una historia cargada de diálogo y crítica, denuncia la mala gestión de la erupción, la fuerza arrolladora de la naturaleza y el olvido en el que están inmersas las islas Canarias.