Argentina fue el primer país del continente en imponer una cuarentena a sangre y fuego, pese a que la suma de sus enfermos y muertos no está ni cerca del drama de otros países. Sus 45 millones de habitantes se encuentran encerrados en su casa, y los hospitales luchan con anticipación para no colapsar ante un escenario grave. Esteban Rubinstein, destacado médico de ese país, relata cómo la atención virtual a los pacientes se generaliza para no volver a los hospitales, y explica la mano dura del presidente Alberto Fernández para que la curva de contagios no colapse al sistema de salud.