Esta es mi historia: la de una mujer que encontró el amor en el lugar y en el momento menos indicados. Después de todos estos años, todavía deslizo la mano hasta mis labios y los acaricio con la punta de los dedos, con el conocimiento de que lo encontraré allí. Noto que aún me arde la boca a causa de sus besos, y es entonces cuando los ojos se me inundan de lágrimas.
Eliza ha vivido junto a su madre, las dos solas, desde que tiene uso de razón. Dos mujeres que han debido valerse por sí mismas desde que están juntas. Y lo han hecho de todas las maneras posibles, incluso, también, han recurrido a la interpretación de personajes para escenificar pequeños y módicos embauques. Como hacerse pasar por damas adineradas para publicitar en las fiestas de sociedad las fragancias de un perfumista.
Después de haber vivido años en la misma ciudad, deciden mudarse y empezar de nuevo. Todo se complica cuando Eliza se ve empujada a cambiar lugares con Claudia, una muchacha que no quiere residir con unos familiares a los que no conoce. Para Eliza y su madre es la oportunidad única de vivir en una casa llena de lujos en medio de un viñedo. Allí, la joven conocerá a Hugo, hijo del dueño de casa, de quien probará la miel de unos besos inolvidables.
Claro que los engaños no duran para siempre y la dulzura de la miel también puede transformarse en el amargor del mosto.
Lis Haley ha escrito una novela singular, llena de enredos, divertida, pero también melancólica, como alguien que se asoma por la ventana en busca de otro que no llega y suspira porque no lo ve aparecer. Una novela que permite acompañar a Eliza, quien, en pocos años, pasa de la inocencia de la juventud a la serenidad de la madurez.