Aleister Crowley desarrolló con mucho éxito actividades en aparienciatan disímiles y distantes como la poesía, el alpinismo, el ajedres, el ocultismo, el espionaje político, el arte, el teatro experimental, la literatura, las drogas y el uso de enteógenos como propulsores de la conciencia, el mundo queer, el yoga, el sufismo, el budismo, traductor del Tao Te King y seguidor del Tao, además de ser un experto en la lectura del I Ching en un mundo occidental que apenas lo descubría. Y claro, fue un enorme escritor, tal como usted lo descubrirá en estos relatos.