Condenada por adulterio, Hester Prynne es expuesta a la humillación pública en la picota del pueblo, con su hija Pearl en brazos. Todos la miran con reprobación, como si en ella pudieran descargar sus propias culpas, y miran también la letra A, de un rojo tan intenso como el pecado cometido, que deberá portar para siempre como distintivo de su deshonra. El doctor Chillingworth, un forastero que disfruta dando largos paseos por el bosque mientras recoge distintos tipos de plantas para preparar sus brebajes, y el reverendo Dimmesdale, un sacerdote ejemplar que, en virtud de sus sermones y su conducta intachable, es objeto del fervor de los pobladores, completan el triángulo.