Uno. Una joven mbyá guaraní cuenta la maldición dé haber parido gemelos -según la tradición local, una inequívoca prueba de adulterio, su paso por el hospital para una cesárea y la convalecencia posterior en la casa de su cuñada se mezclan en la ilación con la añoranza de la vida simple, la infancia y la virginidad.
Dos. Demut, una muchacha alemana, escapa, a principios del siglo XX, no solo del hambre y la miseria del centro de Europa, sino también de las miradas sobre la incipiente relación incestuosa que mantiene con su hermano. Un periplo épico la lleva hasta una comunidad alemana asentada en Misiones, en el noreste argentino.
Tres. Adriana, estudiante de artes, ha sabido hacerse de un oficio que le permite una relativa independencia económica en la ciudad que eligió para estudiar. Es, de alguna manera, autosuficiente en un sentido amplio: habla consigo misma, lleva un diario, mantiene un vínculo distante con su madre y tiene espacio para sostener un par de relaciones con pintores de diferentes habilidades pictóricas y amatorias.
Los relatos de las tres vidas (una trágica, otra esforzada, la tercera cómica) hablan, en sus lenguas privadas, del aprendizaje sexual de sus protagonistas. Marina Closs despliega tres monólogos de voces definidas, con diversos registros de lenguaje narrativo, manejo de la ironía y sobrio lirismo para dar forma a estos tres truenos.
Este libro recibió el Primer Premio del Fondo Nacional de las Artes, de parte de un jurado conformado por Florencia Abbate, Selva Amada y Luis Sagasti.