"Con una técnica sobresaliente, esta novela entrañable logra
hilvanar tres historias de tres hombres que carecen de cualquier
épica masculina. Todos están marcados por un signo trágico y
además comparten el mismo nombre: Hugo Forno.
El primero es un niño de tan solo doce años que en los
estertores de la segunda guerra mundial es atraído por las
circunstancias a defender fusil en mano su ciudad: Roma. Su
fugaz heroísmo es coartado de golpe por el ejército alemán que
lo transforma en un mártir, en el último partisano muerto por
los nazis.
El segundo es un adulto mayor solitario, que habita un
pequeño departamento donde se dedica a construir aviones de
plástico. Cada noche tiene pesadillas con la guerra, sueña que los
aviones que construye lo atacan, abraza la demencia senil.
El tercero es su hijo, el narrador, un tipo de cuarenta años que
habita el mundo casi sin deseos de vivir y que, al verse obligado
a cuidar a su padre, comienza a repasar momentos cruciales de
su vida, de la transición democrática chilena, que dejó a toda una
generación consumida por la amargura."