Publicada en 1916, en pleno horror de la «Gran Guerra», y como consecuencia de un encargo personal del presidente francés, Raymond Poincaré, Vicente Blasco Ibáñez representó con singular acierto las distintas fuerzas, intereses y mentalidades cuyo enfrentamiento llevó a la primera conflagración mundial.
Esta novela alcanzó un éxito imprevisto entre tantas otras de la Primera Guerra Mundial.