La llegada a casa de Naïma, la niña que acaban de adoptar Júlia y Marcel, debía suponer el inicio de una vida familiar plena, pero la nueva situación a la que se enfrenta la pareja hará aflorar una realidad que se empeñaban en ignorar. "Si pensáramos que nos morimos poco a poco, un poquito cada día, procuraríamos centrarnos en lo que nos hace felices. A menudo nos queremos, y hasta nos permitimos hacernos daño, como si tuviésemos carta blanca para rectificar, todo el tiempo del mundo para aspirar a la felicidad y ninguna prisa por alcanzarla". El lector tiene en sus manos una novela honesta, sagaz, profundamente conmovedora y llena de sabiduría, que nos habla del amor en todas sus formas.