El nadador contempla su futuro: así lo hace Jonás cada mediodía, cuando comienza a encadenar brazadas, mientras al otro lado de las vidrieras de la planta de arriba del pabellón unas sombras esbeltas parecen observarlo; pero no sólo a él, sino también al resto de los nadadores. Para nadar en esa piscina, Jonás cruza toda la ciudad: es una de las pocas rutinas que le quedan de cuando todavía vivía con Ada, muy cerca de allí, en la zona norte, de altos rascacielos, y la fotografía aún le importaba como algo más que una manera de ganar dinero. Ahora vive solo, en un estudio al sur de la ciudad, y se conforma con ver la vida de los otros.
Novela sobre la soledad y el sentido de la existencia, profundamente simbólica y de clara raigambre kafkiana, Los nadadores refleja el vacío y el sentido de pérdida de la vida contemporánea. Esta nueva novela de Joaquín Pérez Azaústre lo confirma como uno de los principales narradores de su generación.