Conquistar el mundo quizá sea más fácil que conquistar la posteridad. Napoleón, que acarició lo primero, ha conseguido sobradamente lo segundo. Seductor como un encantador de serpientes, cruel tirano y, a la vez, heraldo del mensaje liberador de la Revolución Francesa, genio militar y visionario, su figura ha fascinado a partidarios y detractores por igual. Empezando por sus contemporáneos, como Balzac, quien realizó esta concisa y meticulosa antología de sus máximas y pensamientos sin eludir las aristas más afiladas del pequeño cabo que llegó a emperador. Balzac y Napoleón: dos genios cuya sombra se proyecta agigantada sobre nuestra contemporaneidad.